Utopía

Nada mas y nada menos, aquí estoy, solo como quizás Dios me trajo a este mundo. Pero no pertenezco aquí, mi vida se encuentra en un universo paralelo. Acompáñame en esta
Loca aventura...
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"Encerrados" (Cuento Propio)

“Todo aquel que tiene un porqué vivir, siempre encuentra un cómo."

Nietzsche

Apenas abrí los ojos sentí volver a la vida, tenía el cuerpo inmóvil y un fuerte dolor de cabeza. Estaba en una habitación oscura, sin ventanas ni ventilación, y parece que tenía puesto un fuerte chaleco que no me dejaba estirar ni mover los brazos.
Escuchaba pasos por detrás de los muros, pero nada más. Pasado dos horas de puro sufrimiento, la gran puerta se abrió, dos hombres vestidos de blanco, enormes y serios, me tomaron de ambos lados y me llevaron por todo el pasillo. Se escuchaban gritos que provenían de otros cuartos, lleno de humedad y polvorientos, no tenia idea de donde me estaban trasladando, pero seguro no era nada bueno.
Finalmente llegamos a una gran puerta marrón, en su interior se encontraba el despacho mas acorde que había visto hasta ese momento, estaba limpio, elegante y sobre el fondo del escritorio se encontraba un hombre calvo, delgado, vestido de traje y unas grandes gafas.
Me sentaron en una silla de madera en frente de el. Mientras seguía escribiendo sus papeles, el hombre comenzó a preguntarme si sabia por que estaba allí y por que planteaba mis teorías, mis locas teorías, trate de recordar un poco, pero los golpes ocasionados en mi cabeza no me permitían recordar nada de nada. Al ver que mi pequeña amnesia no satisfacía sus pedidos, los dos hombres grandes me golpearon y me arrastraron hasta mi habitación.
Tras unas largas horas de sueño, la campana del almuerzo comenzó a sonar, todos juntos fuimos caminando hacia el gran salón y recibíamos la comida espantosa que nos proporcionaban. No quedaban muchos lugares cuando retire mi plato, así que decidí sentarme junto a un grupo, al sentarme en la silla, uno de los hombres comenzó a hablarme acerca de cómo funcionaba el lugar.
-Hola, me llamo Oscar, ¿Cuál es tu nombre?
-No puedo recodarlo- Le comente.
-¿Sabes por que estamos aquí?-
-Realmente no.-
-Pues… por las teorías, es más que obvio- finalmente contesto.
La campana de la vuelta a las habitaciones dio por finalizada mi pequeña charla con Oscar. De algo estaba seguro, la respuesta a todo estaban en esas llamadas “teorías”.
En mi dura cama trataba de recordar algún capitulo de mi pasado, pero las luces oscuras y el dolor no me permitían recordar nada, en la penumbra habitación y sin nada mas que perder cerré los ojos y trate de dormir.
La mañana siguiente nos levantaron temprano y nos llevaron al gran y horrendo “salón de trabajo”, donde nos veíamos obligados a resolver cálculos matemáticos avanzados y problemas algebraicos de alto nivel y ampliamente difíciles. Por alguna razón aun recordaba todo lo relacionado a los números, muy curioso fue que solo me acordaba de eso.
Termine antes que todos los problema matemáticos y luego todos los demás repitieron la acción, al finalizar, tomaron todos los papeles y los pusieron en grande cajas con fechas y escritos. Nunca supe para que servían. Mientras observaba esa acción, Oscar tomo mi mano y me dejo un papel envuelto, con lo cual me dijo:
-Cuida este papel con tu vida, quizás ya no nos veamos mañana-
Efectivamente, la mañana siguiente ya no se encontraba entre nosotros, un sin nombre me contó que un hombre alto y robusto se lo había llevado, pero nunca se supo en verdad.
Luego de que tomáramos las pastillas matutinas, con mucho cuidado y cautela abrí el papel, para encontrarme con un escrito en donde Oscar revelaba su teoría, la teoría más importante de toda su vida pasada, la refutación de la teoría de que el sol era el centro de universo y no la Tierra, planteada por el mismo Galileo. Al ver esto la incertidumbre y la exaltación invadieron mi ser, corrí rápidamente, preguntándoles a todos sobre sus teorías, La ley de masa equivalente, La paradoja de Schrödinger, La maquina de Turing, Los postulados de Boole, y muchas otras cosas que eran verdad, eran la pura verdad, es decir estábamos encerrados por decir verdades, cuando quise informar a alguien de lo sucedido, un fuerte golpe noqueo mi cabeza y todo se volvió negro.
Me levante atado en una silla, cubierto de sangre y con algunas heridas en el rostro, los dos hombres grandes me custodiaban, mientra la silla daba directo a exterior, podía apreciar la calle, la ciudad y los árboles.
Estaba en el despacho, cuando el director se me acerco, solo me hizo una simple pregunta
-¿Qué es lo que ve?-
-No importa lo que veo afuera, el problema es lo veo aquí adentro-
-Una lastima-
Sostuvo una jeringa y la incrusto directo en mi cuello, sin poder negarme, solo espere mientras todo se oscurecía, y por fin lo pude ver, no solo nosotros, los cuerdos estábamos encerrados, sino que en el exterior se encontraban los dementes, los violadores, los asesinos, los criminales, en una sociedad devastada y una ciudad destruida, en ruinas, sin salvación ni remedio, mientras el mundo podrido se prendía fuego, los inteligentes, los leales, los capacitados, éramos tratados como locos y permanecíamos encerrados.
Hoy es el día en el que soy libre, pero no libre del todo, ya no estoy encerrado, ahora solo pertenezco al mundo exterior.

"Las esquinas" (Cuento Propio)

“Quien define al fantasma, quien lo ve, o a quien ve el”

La cinta era bastante aburrida pero perturbadora, daba miedo, sí que lo daba.
La habitación estaba muy oscura, hacía frío y estaba muy nublado. Lucas comenzó a tocar el bajo y a entonar notas raras, algunas sonaban como tritonos. Lo peor era su rostro, parecía endemoniado, realmente lo disfrutaba mucho pero era extraño.
Me incline sobre la silla y gire la cabeza hacia el extremo de la habitación y fue justo cuando lo vi, el espíritu, colgado de cabeza con los ojos tiesos, me observaba fijamente. Realmente me asusto mucho.
Volví a ver la cinta y el fantasma ya se había ido, a eso Lucas me comenta:
-Ayer soñé algo feo-
-¿Si?, contame - le dije yo.
-Termine de ver esa película rara que te conté, me fui a dormir y soñé que un niño pequeño, pálido y vestido de traje, me miraba fijo y sin moverse. Fue tan perturbador que me levante transpirado y muy asustado-
-Yo he soñado cosas peores- le comente -Pero no te las voy a contar.
En medio de la conversación, las luces se apagaron y vimos como la muñeca, casi endiablada, nos miraba desde la ventana y la habitación se cerró. Silencio atroz.
Ya no podíamos confiar en nadie, las paredes eran inoportunas, el techo distante y el resto de la casa inaccesible. Aunque las esquinas parecían ser la única salvación, las mismas estaban abiertas a lo paranormal, repleto de fantasmas sedientos de mal.
No nos quedaba otra opción más que terminar de ver la cinta cinematográfica y apreciar, de algún modo, como terminaría. Tal vez los protagonistas sobreviven, o quizás nosotros moriríamos, o quizás los fantasmas nunca existieron y estábamos locos. Tal vez, nosotros permanecíamos en la película, o, simplemente, estábamos en las esquinas, perturbando a los que nosotros creíamos que eran los fantasmas.

"La habitacion de mis padres" (Cuento Propio)

“Sueños inalcanzables, finales desesperantes”

No era muy tarde aquel día, cuando me encontraba placido en mi habitación leyendo mi nuevo ejemplar de la biblioteca, postrado en la cama, en una linda noche de verano, tranquilo mientras leía “1408” de King, en un abrir y cerrar de ojos se escucha la voz de mi madre proveniente de la cocina pidiéndome que valla a buscar su reloj, que se encontraba en su habitación, me levante sin ningún problema, pase por el living, el baño y llegue hasta la habitación,  la famosa habitación de mis padres, especial, podría decirse, decorada con un revestimiento de los años 60’, estilo antiguo, alfombra polvorienta, cama de color café, armarios gigantes, candelabros y un cuadro italiano, del cual no recuerdo el nombre, solo que era un tanto espantoso.
Cruce el marco de la puerta, eche un vistazo a mi alrededor, y vi que el alajero estaba sobre la mesa de luz, en el instante que fui a recogerlo, una fuerte brisa de viento provoco que se cerrara la puerta, al ver esto me dirigí hacia ella, trate de abrirla, pero era imposible, le grite a mi madre para que me abriera pero fue inútil, no me escuchaba, pero eso no era lo peor, mientras yo luchaba con la puerta, escucho un pequeño sonido atrás mío, al darme vuelta, veo, un tanto desconcertado, la luz del velador encendida, no lo tome como nada fuera de lo normal, me acerque y la apagué, al instante que realice esa acción, la luz del otro velador también se encendió, esta vez lo tome como algo extraño, de nuevo repetí la acción, me acerque y la apagué, pero luego, ya entrando en terror, se apago la luz del candelabro, pero con eso no basto, sino que comenzaron a escucharse ruidos que provenían de la calle, gritos aturdidores, como si fueran de asesinato, y como si fuera poco solo me alumbraba la luz del velador de la mesa cajonera, por lo tanto me quede solo con esa, tratando de analizar las cosas con total seriedad, me cuestionaba a mi mismo diciendo si tal vez fue una baja tensión, problema en los tapones, pero no era así, ya que las luces de las calles estaban es perfecto estado, de repente siento un sismo que hizo que varias objetos ,incluso yo, cayéramos al suelo, al levantar la mirada, veo que una grieta se había formado en la pared derecha de la habitación.
Cada vez se oían más gritos provenientes de la calle, pero uno en particular hizo que me pusiera nervioso, al poner mi oído contra la puerta, escuche a mi madre llorando y gritando por su vida, cada vez mas fuerte, me inundaba la cabeza, empecé a golpear, rogando que abran, pero eran como si mis palabras se las llevara el viento, de repente los ruidos callaron, eso me puso mucho mas nervioso, golpe la puerta con todas mis fuerzas, rompí uno de los veladores contra ella, pero todo fue en vano, nunca podría volver a salir de allí. La claustrofobia y el encierro se hacían presentes, no sabia si lo que estaba sucediendo era realidad o una pesadilla, tal vez me estaría volviendo loco, podría haber sido una teoría, ya que a cada rato veía pasar siluetas de un rincón a otro, como si fueran fantasmas, mis ojos estaban tiesos, estaba asustado, muy asustado, la grieta de la pared cada vez se hacia mas grande, los gritos volvían, se incrementaban y luego se volvían a disolver, ya no distinguía bien los colores, sabia que ese era mi fin, nunca mas volvería a ver la luz del sol, de repente la grieta termino por convertirse en un enorme vacío, una fuerte brisa empezó a tirar todo el interior de la habitación hacia ella, relojes, espejos, lo que sea, tuve que aferrarme debajo de la cama, fuertes y fuertes vientos se llevaban todo, cuando finalmente cesó, el cuarto se encontraba vacío, una voz comenzó a hablarme desde un rincón, al darme vuelta, la silueta de mi madre diciéndome que ya era de hora de partir, yo me rehusaba, estaba sucio, con la ropa manchada, rota, heridas en el rostro, las manos, ya no podía seguir mas, deje caer mi cuerpo sobre la cama, y de repente la habitación estaba intacta, como si hubiera sido un flash, al lado mío estaba el cuerpo de mi madre, helado, con los ojos tiesos, la televisión se encendió y comenzó a emitir imagines desagradables, por la venta veía sombras gigantes que me llamaban hacia la oscuridad.
De repente, suena el teléfono, era mi madre, con voz pobre, pidiéndome que haga lo que ellos quieren, pidiéndome ayuda, mi desesperación volvía y ya no sabia que hacer, la voz de mi madre se callo, de la nada aparecieron cientos de siluetas fantasmales que me arrastraban hasta de un extremo a otro, mi cuerpo ya no me respondía, mi muerte se aproxima, pensaba, entre todos los fantasmas, estaba mi madre, diciéndome que ya faltaba poco, que espere un poco mas, para que nos viéramos, mis ojos empezaban a cerrarse. Finalmente las siluetas dejaron caer mi cuerpo de nuevo sobre la cama, y desaparecieron.
Postrado, sin fuerzas y absolutamente solo, opte por tomar la ultima decisión, tome la afeitadora de mi padre, saque la pequeña hoja con filo, y encare la misma hacia las venas de mis manos, no tenia otra forma de hacer ese vil acto que estaba a punto de cometer, no, no había otra, los fantasmas incentivaban mi acción, las luces se prendían y apagaban solas, era el fin, el completo fin, al momento de ejecutar la acción, imágenes de mi familia hicieron su intervención, recuerdos casi borrados de mi infancia, momentos alegres, felices, hicieron que reflexione, y actúe de manera correcta.
Que lograría con suicidarme, aun mas decidí morir, pero llevarme la condenada habitación conmigo, tome el encendedor de mi madre, algunos papeles, cortinas, sabanas, y encendí un fuego que ardió incandescentemente y se llevo todo por delante, las siluetas comenzaron a perderse en las llamas, gritando, como así también las sombras, las voces, todo, mientras todo se iba perdiendo, yo me encontraba en la cama, riéndome y disfrutando aquel acto, las llamas crecían, y yo seguía riéndome, mas, mas y mas, hasta que finalmente el fuego venia por mi, mi cuerpo entregado, y mis ojos se estaban cerrando, yo pensaba que ya estaba listo, todo estaba por terminar, cuando de repente, se escucha la voz de mi madre, gritándome que valla a buscar su reloj, abrí los ojos, atónito y no podía creer lo que estaba viendo, mi cuarto, yo, acostado, el cuento en mis manos, el televisor prendido, no podía hacerme creer que todo había sido un sueño, mi madre volvió a gritarme, me levante rápido, cruce el living, el baño, y ahí estaba esperándome, la temida habitación de mis padres, ya no podía verla como un cuarto mas, me temblaban las manos, gire la perrilla, y abrí la puerta, no sabia que era lo que me esperaba, una simple habitación, o tal vez una cuarto terrorífico, repleta de aquellas cosas que hicieron llevarme al punto final, tome aliento, valor y entre, a la espera de lo que allí aguardaba, a la espera de lo que sea.