Utopía

Nada mas y nada menos, aquí estoy, solo como quizás Dios me trajo a este mundo. Pero no pertenezco aquí, mi vida se encuentra en un universo paralelo. Acompáñame en esta
Loca aventura...

"La habitacion de mis padres" (Cuento Propio)

“Sueños inalcanzables, finales desesperantes”

No era muy tarde aquel día, cuando me encontraba placido en mi habitación leyendo mi nuevo ejemplar de la biblioteca, postrado en la cama, en una linda noche de verano, tranquilo mientras leía “1408” de King, en un abrir y cerrar de ojos se escucha la voz de mi madre proveniente de la cocina pidiéndome que valla a buscar su reloj, que se encontraba en su habitación, me levante sin ningún problema, pase por el living, el baño y llegue hasta la habitación,  la famosa habitación de mis padres, especial, podría decirse, decorada con un revestimiento de los años 60’, estilo antiguo, alfombra polvorienta, cama de color café, armarios gigantes, candelabros y un cuadro italiano, del cual no recuerdo el nombre, solo que era un tanto espantoso.
Cruce el marco de la puerta, eche un vistazo a mi alrededor, y vi que el alajero estaba sobre la mesa de luz, en el instante que fui a recogerlo, una fuerte brisa de viento provoco que se cerrara la puerta, al ver esto me dirigí hacia ella, trate de abrirla, pero era imposible, le grite a mi madre para que me abriera pero fue inútil, no me escuchaba, pero eso no era lo peor, mientras yo luchaba con la puerta, escucho un pequeño sonido atrás mío, al darme vuelta, veo, un tanto desconcertado, la luz del velador encendida, no lo tome como nada fuera de lo normal, me acerque y la apagué, al instante que realice esa acción, la luz del otro velador también se encendió, esta vez lo tome como algo extraño, de nuevo repetí la acción, me acerque y la apagué, pero luego, ya entrando en terror, se apago la luz del candelabro, pero con eso no basto, sino que comenzaron a escucharse ruidos que provenían de la calle, gritos aturdidores, como si fueran de asesinato, y como si fuera poco solo me alumbraba la luz del velador de la mesa cajonera, por lo tanto me quede solo con esa, tratando de analizar las cosas con total seriedad, me cuestionaba a mi mismo diciendo si tal vez fue una baja tensión, problema en los tapones, pero no era así, ya que las luces de las calles estaban es perfecto estado, de repente siento un sismo que hizo que varias objetos ,incluso yo, cayéramos al suelo, al levantar la mirada, veo que una grieta se había formado en la pared derecha de la habitación.
Cada vez se oían más gritos provenientes de la calle, pero uno en particular hizo que me pusiera nervioso, al poner mi oído contra la puerta, escuche a mi madre llorando y gritando por su vida, cada vez mas fuerte, me inundaba la cabeza, empecé a golpear, rogando que abran, pero eran como si mis palabras se las llevara el viento, de repente los ruidos callaron, eso me puso mucho mas nervioso, golpe la puerta con todas mis fuerzas, rompí uno de los veladores contra ella, pero todo fue en vano, nunca podría volver a salir de allí. La claustrofobia y el encierro se hacían presentes, no sabia si lo que estaba sucediendo era realidad o una pesadilla, tal vez me estaría volviendo loco, podría haber sido una teoría, ya que a cada rato veía pasar siluetas de un rincón a otro, como si fueran fantasmas, mis ojos estaban tiesos, estaba asustado, muy asustado, la grieta de la pared cada vez se hacia mas grande, los gritos volvían, se incrementaban y luego se volvían a disolver, ya no distinguía bien los colores, sabia que ese era mi fin, nunca mas volvería a ver la luz del sol, de repente la grieta termino por convertirse en un enorme vacío, una fuerte brisa empezó a tirar todo el interior de la habitación hacia ella, relojes, espejos, lo que sea, tuve que aferrarme debajo de la cama, fuertes y fuertes vientos se llevaban todo, cuando finalmente cesó, el cuarto se encontraba vacío, una voz comenzó a hablarme desde un rincón, al darme vuelta, la silueta de mi madre diciéndome que ya era de hora de partir, yo me rehusaba, estaba sucio, con la ropa manchada, rota, heridas en el rostro, las manos, ya no podía seguir mas, deje caer mi cuerpo sobre la cama, y de repente la habitación estaba intacta, como si hubiera sido un flash, al lado mío estaba el cuerpo de mi madre, helado, con los ojos tiesos, la televisión se encendió y comenzó a emitir imagines desagradables, por la venta veía sombras gigantes que me llamaban hacia la oscuridad.
De repente, suena el teléfono, era mi madre, con voz pobre, pidiéndome que haga lo que ellos quieren, pidiéndome ayuda, mi desesperación volvía y ya no sabia que hacer, la voz de mi madre se callo, de la nada aparecieron cientos de siluetas fantasmales que me arrastraban hasta de un extremo a otro, mi cuerpo ya no me respondía, mi muerte se aproxima, pensaba, entre todos los fantasmas, estaba mi madre, diciéndome que ya faltaba poco, que espere un poco mas, para que nos viéramos, mis ojos empezaban a cerrarse. Finalmente las siluetas dejaron caer mi cuerpo de nuevo sobre la cama, y desaparecieron.
Postrado, sin fuerzas y absolutamente solo, opte por tomar la ultima decisión, tome la afeitadora de mi padre, saque la pequeña hoja con filo, y encare la misma hacia las venas de mis manos, no tenia otra forma de hacer ese vil acto que estaba a punto de cometer, no, no había otra, los fantasmas incentivaban mi acción, las luces se prendían y apagaban solas, era el fin, el completo fin, al momento de ejecutar la acción, imágenes de mi familia hicieron su intervención, recuerdos casi borrados de mi infancia, momentos alegres, felices, hicieron que reflexione, y actúe de manera correcta.
Que lograría con suicidarme, aun mas decidí morir, pero llevarme la condenada habitación conmigo, tome el encendedor de mi madre, algunos papeles, cortinas, sabanas, y encendí un fuego que ardió incandescentemente y se llevo todo por delante, las siluetas comenzaron a perderse en las llamas, gritando, como así también las sombras, las voces, todo, mientras todo se iba perdiendo, yo me encontraba en la cama, riéndome y disfrutando aquel acto, las llamas crecían, y yo seguía riéndome, mas, mas y mas, hasta que finalmente el fuego venia por mi, mi cuerpo entregado, y mis ojos se estaban cerrando, yo pensaba que ya estaba listo, todo estaba por terminar, cuando de repente, se escucha la voz de mi madre, gritándome que valla a buscar su reloj, abrí los ojos, atónito y no podía creer lo que estaba viendo, mi cuarto, yo, acostado, el cuento en mis manos, el televisor prendido, no podía hacerme creer que todo había sido un sueño, mi madre volvió a gritarme, me levante rápido, cruce el living, el baño, y ahí estaba esperándome, la temida habitación de mis padres, ya no podía verla como un cuarto mas, me temblaban las manos, gire la perrilla, y abrí la puerta, no sabia que era lo que me esperaba, una simple habitación, o tal vez una cuarto terrorífico, repleta de aquellas cosas que hicieron llevarme al punto final, tome aliento, valor y entre, a la espera de lo que allí aguardaba, a la espera de lo que sea.

"El Profesor" (Cuento Propio)

“Injusticia humana, venganza de los Dioses”.


¿Una historia?, ¿Un cuento?, si se podría decir que es una historia, ¿Policial? ¿Terrorífica? Pues no se como definirla. ¿Mi historia, la de él o la de ella? Si la de ella, la persona mas preciosa y dulce en el mundo, pero también es la historia de él, para ser mas exacto, de mi profesor, la figura que me provocaba un malestar sentimental inexplicable, pero no hablare de él todavía…
La historia se remonta al año 2009, recuerdo que tenia 17 años y cursaba el 6to año de la secundaria, junto con todos mis amigos y amigas.
Yo habría estado desde jardín en aquel colegio, conocía a la gran parte de las personas de la institución y ellas me conocían a mi, pero un día, justamente el segundo día de clases, llego una nueva compañera llamada Cecilia, no muy alta, delgada, ojos claros, pelo castaño, era la jovencita mas hermosa y bonita que había visto en toda mi vida. Yo nunca había experimentado sensaciones de amor como aquella vez, pero bueno siempre hay una primera vez para todo, estaba completamente enamorado, ya no pensaba en nada más que en ella, poco a poco, mientras transcurrían los días, me fui acercando a ella, comencé a hablarle, a interactuar con ella, la introduje al circulo de mis amigos, y al poco tiempo ella empezaba a sentir lo mismo que yo, hasta que llego el día en que nos dimos nuestro primer beso, y a mas tardar nos pusimos de novios.
Todo marchaba perfecto en mi vida, me iba bien en los estudios, practicaba básquet, estaba enamorado, todo iba sobre rieles, hasta que llego él, si el y toda esa vida perfecta se echo a perder.
El profesor, mi nuevo profesor, alto, robusto, serio, hombre de pocas palabras y sobre todo rígido, cuando el entro en el salón, todo quedo en silencio, todo se oscureció.
Comenzó a enseñarnos Educación Física, durante su clase no se podía hacer nada más que correr y caminar, ni una palabra ni un gesto sino terminarías mal. Recuerdo sus palabras tal como eran
- Corran y no hablen, que acá la autoridad soy yo.- decía a cada minuto.
Al cabo de un mes aproximadamente nose cual sea la raíz del asunto, pero el profesor se entero de mi relación con Cecilia, y no le callo muy bien que digamos, lo demostraba separándonos siempre que nos veía, mandándonos notas a nuestras casas, pero yo y Cecilia fuimos mas allá y rompimos todas las barreras.
Pero lo peor estaba por venir, un día de invierno, Cecilia dejo de venir por razones que nunca tuve oportunidad de conocer, falto a clases un día, luego tres, luego una semana, finalmente dejo de venir y nadie sabía por cual razón. Aun mas extraño eran las nuevas palabras que mi Profesor me decía.
-¿Usted sigue con esa mujer?- Me pregunto
-Si- le conteste
-Mmm.... Va a terminar mal, recuerde  lo que le digo- Finalmente acoto
Esas simples palabras no me parecían nada fuera de lo normal, pero en su interior tenían algo escondido.
A ver que ella no retomo las clases, lógicamente comencé a preocuparme, y decidí ir a su casa para saber que estaba ocurriendo, mal por mi, una horrenda noticia me aguardaba.
Al llegar a la casa, observé que en la calle había patrullas de la policía, supe en mi interior que algo malo se aproximaba, corrí con todas mis fuerzas al interior de la casa, con lo que encontré policías hablando con los padres de Cecilia, interrumpí sin ningún respeto, y solo tenía una pregunta que concretar:
-¿Qué esta pasando, donde esta Cecilia?- Grite con todo afán.
Como lo percibía nadie quería explicarme la situación, hasta que la madre, se me acerca con un triste rostro, y me dijo:
-Cecilia ha desaparecido…- Comento mientras se le caía una lágrima.
Al escuchar eso, mi corazón se paro, mis fuerzas vitales se debilitaron, estaba inmóvil, duro.
Salí corriendo con los ojos llorosos, me oculte en un callejón oscuro, y comencé a perder la cordura, que a su vez era interrumpida por el llanto y la tristeza.
Me preguntaba a mi mismo quien había hecho esto, quien fue capaz de hacer tan semejante acto vil, y un dato que estaba en mi subconsciente me rescato y me hizo ver la luz.
Me acorde de las palabras de mi Profesor, de sus acciones, frente a mi y Cecilia, y por fin lo revele, fue él, la única persona que nos tenia rencor, envidia tal vez, no lo se, pero en mi interior sabia que había sido él, por lo cual tenia que conseguir información acerca de él, y eso fue lo que comencé a buscar.
Aprovechando la noche, y la clara luz de la luna, fui al colegio, aparentemente estaba abierto, ya que el personal de limpieza se encontraba allí, me escabullí entre los pasillos sin ser visto, y luego entre en la dirección, abrí un cubículo grande, donde se encontraban los expedientes de los profesores y alumnos, valla organización que tenían, encontré el condenado informe de mi Profesor, lo abrí, lo leí, pero nada, estaba limpio, era un hombre hecho y derecho, pero por lo menos conseguí algo, su dirección, la cual anote y sin pensar me fui hacia allí.
Cuando llegué al lugar, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y que más se podía esperar, un barrio oscuro, una casa alta, grande, antigua, llena de plantas trepadoras, daban un ambiente de miedo y horror, pero sabía que aun más terrorífico era lo que me esperaba el interior de la casa.
Me fui debajo de una ventana y comencé a espiar el interior, la iluminación era muy pobre, la humedad había deteriorado la casa por completo, se sentía olores extraños provenientes de sahumerios, y el lugar se encontraba decorado con velas negras y rojas, un completo ambiente de horror, como antes había mencionado.
Al ver que nadie estaba en ese lugar de la sala, tome valor y entre, observe la sala con cuidado, pero escuche que alguien se acercaba, por lo que rápidamente me escondí en el baño, pero deje la puerta entreabierta para espiar.
Lo vi, era él, pero lo que más me sorprendió era que comenzó a limpiar su espada, la cual estaba con sangre.
Las dudas se me iban cerrando, el haber entrado rápido al baño, no pude notar ver otra puerta que daba a la habitación principal, entre y al verla me di cuenta que esta era peor que toda la casa en conjunto, la pared estaba cubierta con periódicos, había sangre por todos lados, cuchillos, machetes, cadenas colgadas en los rincones, era completamente horripilante.
Me tome el atrevimiento de leer uno de los periódicos, los cuales enmarcaban series de asesinatos realizados por el Profesor, al ver que todos trataban de lo mismo, mi hipótesis se cerró completamente, estaba lidiando con un loco, un psicópata, un lunático, que se tapaba con una imagen de Profesor correcto y decenté, tal vez esa era la razón que haya sido contratado en la escuela.
Todo lo que vi me paralizo, pero todavía faltaba el punto máximo, el cual estaba por descubrir, al seguir explorando llegue hasta la cama, la sabana escondía algo debajo, el temor me retractaba de destapar, pero a su vez la sed de saber y curiosidades, me obligaba a descubrir que había debajo, finalmente lo destape, y todo mi vida se desvaneció delante de mis ojos, era Cecilia, su cadáver se encontraba duro, tieso, inmóvil, con una mirada directa, mis lagrimas espesaron a caer, y pude dejar de ver que sobre el respaldo se encontraba una frase, la cual decía:
“El amor es el único sentimiento que puede con todo.”
Y de la nada, se escucho una voz rugosa que me dijo:
-Te advertí que esto iba a terminar mal- me comento sin temor.
Me di vuelta y lo mire, mira los ojos de el, Mi Profesor, y le dije una simple pregunta:
-¿Por qué?
Sin ninguna respuesta, se arrebato hacia mi con un cuchillo, con todas mis fuerzas lo esquive y corrí hacia el otro extremo de la habitación. Pero no fue suficiente mi profesor se voltio y me miro fijo, no tenia salida, no había escapatoria, en el momento que me iba a atacar, tome rápidamente un martillo que había en la mesa, y con una sed vengativa lo partí en medio de su cabeza, al caer repetí esta acción hasta que el aliento me venció.
Pues no lo comprobé pero, él estaba muerto.
Me quede viendo el cuerpo de Cecilia, en el silencio de la noche, y las luces de las velas.
Tal vez ella ahora este libre, no lo se, tal vez lo sepa, pero todavía no, todavía no.