La ventana me transporta a un mundo externo
Donde no existe la cordura ni el dolor
Repleto de criaturas que provienen del infierno
Que aguardan ansiosas mi rojo sudor
No siento los mares, ni el viento, ni el frío
Tal vez este muerto, flotando en el sol
Mientras que los árboles se caen al río
Los cielos se mueven con gran descontrol
Ahora mis dedos están enterrados
Cubiertos de arena y con mucho ardor
Trompetas gigantes, cantan al cielo
Anuncian contentas mi crucifixión
Me encuentro en lo alto de esta montaña
Puedo sentir los fantasmas detrás
Me cuenta sus feos y oscuros secretos
Mientras sus manos acarician mi edad
Ahora lo comprendo, estoy en el infierno
Esperando mí turno, con desolación
Una corazonada me dice lo mismo
Me alegra el momento un poco mejor.