El film trata
sobre un poderoso, exitoso, multimillonario, pero egoísta y algo terco,
Nicholas Van Orton (Michael Douglas), quien en el día de su
cumpleaños, su hermano Conrad (Sean Penn) le regala una tarjeta de invitación
de CRS (una empresa dedicada a convertir cualquier tipo de vida es una vida
feliz), Nicholas decida aceptar la invitación y luego de conocer el edificio
central de la CRS, y de pasar una serie de extrañas pruebas físicas y mentales,
comenzara lo que, al principio parece un juego simple, pero a lo largo de la
película se ira convirtiendo en algo turbio y misterioso.
Una obra maestra
del genio de Fincher, si bien no es tan compleja como sus restantes trabajos,
pero en verdad es una fabulosa película, la forma en que el espectador es
introducido al mismo juego que sufre el protagonista, genera la sensación de
querer saber quien esta detrás de todo, como es posible la sucesión de hechos
ocurridos a lo largo del film, esperando el gran final y sorprendente final.
En valores
estéticos la película decae un poco, pero aun así mantiene en suspenso a
cualquier persona que la vea.
Destaco mucho la
fantástica actuación de Michael.