Utopía

Nada mas y nada menos, aquí estoy, solo como quizás Dios me trajo a este mundo. Pero no pertenezco aquí, mi vida se encuentra en un universo paralelo. Acompáñame en esta
Loca aventura...

"Playas oscuras" (Cuento Propio)

Lejos en una isla marrón
sin espejos y sin brújula
playas oscuras 
por las luces cambia el cielo. “

De Playas Oscuras – Los Visitantes

Apenas llegamos a casa, dejamos las cosas y corrimos como locos al mar, el verano ya casi se terminaba y no podíamos perdernos los últimos días de sol y de playa.
El imponente gran azul nos observaba desde su inmensidad, llamándonos y tentándonos con sus enormes olas.
Romina me miro fijo, tomo mi mano y corrimos hasta zambullirnos en el agua.
Los fueres rayos del sol impactaban directo sobre el mar, dando un reflejo sensacional y bien visto que daba la sensación de estar en el paraíso, en la orilla podían verse a niños jugando con la arena, personas mayores caminando descalza y una gran cantidad de perros contentos que movían sus colas al compás del viento.
Deje caer mi cabeza sobre el agua, sin pensar en nada mas, observando el hermoso cielo azul que tenia sobre mis ojos, todo era perfecto.
Salimos mojados y con mucha arena impregnada, nos sentamos en la orilla y nos quedamos mirando, captando que con solos nuestras miradas sabíamos bien que nos amábamos demasiado, ella miro alrededor y se dio cuenta de que no había nadie en la playa, el sol ya se estaba escondiendo y bajo la luz de las primera estrellas nos perdimos entre besos y abrazos profundos.
Luego de hacer el amor intensamente y de habernos dormido por casi una hora nos dimos cuenta que la noche se había hecho presente, las luces ya estaban apagadas y solo los iluminaba la blanca y brillante luz de la luna.
Ella se quedo contemplado las estrellas por un instante, diciendo lo hermosas que eran y lo distante que tal vez se encontraban.
Luego de los últimos besos y cariños, propuse el volver a casa, ya era demasiado tarde y no seria buena idea andar deambulando por la playa solos y a oscuras, tomamos las cosas y nos dirigimos hasta la entrada, para darnos cuenta que estaba cerrada.
Nos sorprendimos al ver que no solo esa salida estaba cerrada, sino que todas lo estaban, estábamos encerrados en la playa y no había forma de salir ya que los medanos eran altos y con demasiadas ramas como para poder treparlos o atravesarlos. Estábamos completamente solos.
Empezamos a caminar sin rumbo con el fin de encontrar alguna persona u otra salida, caminamos y caminamos pero nada, la playa parecía no tener fin y sin mucha luz no sabíamos hacia donde nos estábamos desplazando.
A lo lejos captamos un barco con grandes velas y luces, tratamos de hacer señas y a gritar para que nos viera, pero fue en vano, simplemente desapareció por el horizonte.
Por más extraño que parezca en el cielo comenzaron a moverse luces de un lugar al otro, muchas de ellas dándole al mar luminosidad e iluminando toda la arena.
Mientras duro aquel espectáculo, Romina pudo notar que la superficie al recibir luz comenzó a brillar, marcando un sendero que conducía hacia unos medanos. Sin saber si era real o no, decidimos seguirlo.
El camino se hizo largo y tenso, sentíamos murmullos y ruidos a nuestras espaldas y notábamos como nuestras huellas iban desapareciendo a medida que avanzábamos por la playa, a los costados del sendero, unos seres extraños nos miraban con los ojos rojos y fríos mientras calentaban sus pequeñas manos en flameantes fogatas. Yo intente hablar con ellos, pero ella me lo prohibió.
Casi llegando a la entrada, observamos una gran cantidad de peces muertos que juntos formaban una especia de signo el cual no puedo recordar, pero estaban en perfecta posición. La situación era tensa, terrorífica y misteriosa.
Finalmente llegamos hasta la entrada del medano, un hombre alto y oscuro custodiaba la misma, al pasar comenzamos a escuchar ruidos desgarradores y devastadores. Seguimos caminando hasta llegar a un conjunto de hiedras con espinas que lastimaron seriamente nuestro cuerpo. Seguimos aun mas por el camino, para darnos cuenta que ahora nos veíamos a nosotros mismos, caminando a nuestro lado pero con serias caras y muy tristes.
Casi llegando al final, un agujero dividía el final de los medanos con el inicio de un oscuro y largo pasillo negro, tome a mi novia de su mano y trate de avanzar por el, pero ella no lo hizo simplemente se quedo dura e inmóvil con ojos llenos de lagrimas y a lo que solo me digo – Los impuros no pasan -. Y se soltó, trate de tomar aferrarme a su mano, pero rápidamente se desprendió y su figura se desvaneció en el oscuridad, no tuve mas remedio que salir del lugar, para darme cuenta que afuera todo era distinto, desde aquel día ya no puedo estar mas cerca del mar.