“Lejos en una isla marrón
sin espejos y sin brújula
playas oscuras
por las luces cambia el cielo. “
sin espejos y sin brújula
playas oscuras
por las luces cambia el cielo. “
De Playas Oscuras – Los Visitantes
Apenas llegamos a casa, dejamos las cosas y corrimos como
locos al mar, el verano ya casi se terminaba y no podíamos perdernos los
últimos días de sol y de playa.
El imponente gran azul nos observaba desde su inmensidad,
llamándonos y tentándonos con sus enormes olas.
Romina me miro fijo, tomo mi mano y corrimos hasta
zambullirnos en el agua.
Los fueres rayos del sol impactaban directo sobre el mar,
dando un reflejo sensacional y bien visto que daba la sensación de estar en el
paraíso, en la orilla podían verse a niños jugando con la arena, personas
mayores caminando descalza y una gran cantidad de perros contentos que movían
sus colas al compás del viento.
Deje caer mi cabeza sobre el agua, sin pensar en nada mas,
observando el hermoso cielo azul que tenia sobre mis ojos, todo era perfecto.
Salimos mojados y con mucha arena impregnada, nos sentamos
en la orilla y nos quedamos mirando, captando que con solos nuestras miradas
sabíamos bien que nos amábamos demasiado, ella miro alrededor y se dio cuenta
de que no había nadie en la playa, el sol ya se estaba escondiendo y bajo la
luz de las primera estrellas nos perdimos entre besos y abrazos profundos.
Luego de hacer el amor intensamente y de habernos dormido
por casi una hora nos dimos cuenta que la noche se había hecho presente, las
luces ya estaban apagadas y solo los iluminaba la blanca y brillante luz de la
luna.
Ella se quedo contemplado las estrellas por un instante,
diciendo lo hermosas que eran y lo distante que tal vez se encontraban.
Luego de los últimos besos y cariños, propuse el volver a
casa, ya era demasiado tarde y no seria buena idea andar deambulando por la
playa solos y a oscuras, tomamos las cosas y nos dirigimos hasta la entrada,
para darnos cuenta que estaba cerrada.
Nos sorprendimos al ver que no solo esa salida estaba
cerrada, sino que todas lo estaban, estábamos encerrados en la playa y no había
forma de salir ya que los medanos eran altos y con demasiadas ramas como para
poder treparlos o atravesarlos. Estábamos completamente solos.
Empezamos a caminar sin rumbo con el fin de encontrar alguna
persona u otra salida, caminamos y caminamos pero nada, la playa parecía no
tener fin y sin mucha luz no sabíamos hacia donde nos estábamos desplazando.
A lo lejos captamos un barco con grandes velas y luces,
tratamos de hacer señas y a gritar para que nos viera, pero fue en vano,
simplemente desapareció por el horizonte.
Por más extraño que parezca en el cielo comenzaron a moverse
luces de un lugar al otro, muchas de ellas dándole al mar luminosidad e
iluminando toda la arena.
Mientras duro aquel espectáculo, Romina pudo notar que la
superficie al recibir luz comenzó a brillar, marcando un sendero que conducía
hacia unos medanos. Sin saber si era real o no, decidimos seguirlo.
El camino se hizo largo y tenso, sentíamos murmullos y
ruidos a nuestras espaldas y notábamos como nuestras huellas iban
desapareciendo a medida que avanzábamos por la playa, a los costados del
sendero, unos seres extraños nos miraban con los ojos rojos y fríos mientras
calentaban sus pequeñas manos en flameantes fogatas. Yo intente hablar con
ellos, pero ella me lo prohibió.
Casi llegando a la entrada, observamos una gran cantidad de
peces muertos que juntos formaban una especia de signo el cual no puedo
recordar, pero estaban en perfecta posición. La situación era tensa,
terrorífica y misteriosa.
Finalmente llegamos hasta la entrada del medano, un hombre
alto y oscuro custodiaba la misma, al pasar comenzamos a escuchar ruidos
desgarradores y devastadores. Seguimos caminando hasta llegar a un conjunto de
hiedras con espinas que lastimaron seriamente nuestro cuerpo. Seguimos aun mas por
el camino, para darnos cuenta que ahora nos veíamos a nosotros mismos,
caminando a nuestro lado pero con serias caras y muy tristes.
Casi llegando al final, un agujero dividía el final de los
medanos con el inicio de un oscuro y largo pasillo negro, tome a mi novia de su
mano y trate de avanzar por el, pero ella no lo hizo simplemente se quedo dura
e inmóvil con ojos llenos de lagrimas y a lo que solo me digo – Los impuros no
pasan -. Y se soltó, trate de tomar aferrarme a su mano, pero rápidamente se desprendió
y su figura se desvaneció en el oscuridad, no tuve mas remedio que salir del
lugar, para darme cuenta que afuera todo era distinto, desde aquel día ya no
puedo estar mas cerca del mar.