“Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro” 1984
Me peine muy rápido, y salí sin lavarme los dientes, recuerdo que el
comité había anunciado la propuesta numero 46, y el gobierno lanzo la
ley de cero privacidad. No seria conveniente tardar demasiado en formas
las filas, ya que podría haber castigos severos.
En la fila, no lograba ver que había adelante, yo soy de baja
estatura, fuimos marchando hasta que llegamos a la sala central del
congreso, una fuerte voz comento a relatar la nueva ley impuesta,
trataba sobre el uso obligatorio de los llamados “acompañantes”, era
simple, trataba de llevar a los acompañantes como si fuera una sombra,
vigilándonos y siguiéndonos donde quieran que vayamos.
Todos los acompañantes eran idénticos, altos, robusto, vestidos con
un sobre todo negro y una gabardina negra, se asimilaban mucho a una
sombra, parecían ser fuertes, era imposible librarse de ellos, no
hablaban, solo te seguían vayas donde vayas.
Cierto día me propuse dar una vuelta por el patio vertical oeste, mi
acompañante pegado a mi, me encontré con quien en ese momento era mi
novia, el gobierno aprobaba el tener relaciones amorosos entre los
ciudadanos, pero no era así para los acompañantes, al acercarme a mi
prometida, nuestros respectivos acompañantes se miraron fijo, como se
nunca antes lo hubieran echo, y de la nada, del fondo de tu sobretodo
dos grandes armas, negras y poderosas, con las cuales apuntaron hacia
nosotros, mi acompañante apunto directo a los ojos de mi novia, mientras
que el suyo apunto directo a mi boca, sin mediar palabras, ambos
dispararon y el impacto hizo que tanto mi novia como yo cayéramos al
suelo, mientras me ahogaba en mi propia sangre, pude ver el rostro de mi
mujer cubierto de sangre, mientras el cuerpo le temblaba, trate de
pedirle disculpas y le tome la mano, pero al momento que hice esto, uno
de los acompañantes aplasto despeadamente mi mano, quebrando mis huesos,
y provocándome dolores incomparables, pero lo peor fue ver como el
restante acompañante aplasto desquiciadamente el estomago de mi novia,
yo mismo sentí el dolor que mis ojos veían, ahogada en sangre mi novia
murió instantáneamente, y con la poca vida que me quedaba, observe como
apuntaron su arma hacia mi, y todo se desvaneció.
Me desperté en una camilla de hospital, desorientando pero conciente
de que estaba vivo, estaba atado de pies a cabeza y sin poder mover un
músculo, tenia conectado unos cables a mi cabeza, y una pantalla gigante
frente a mi, donde debía por obligación ver ya que mis ojos estaban
centrados hacia allí. La pantalla comenzó a emitir sonidos dañinos para
el oído, e imágenes de guerra, muerte y otras barbaridades
espeluznantes, sentía como mi cerebro comenzaba a girar en torno a las
imágenes y figuras que provenían de ahí. Se abrió la puerta y cuatro
acompañantes entraron y con una particular sutileza, me colocaron un
sobretodo negro y un sombrero negro, me soltaron y no hice mas que
quedarme quieto e impactado.
El acompañante, guindándome el ojo me dijo, “el amor sobre todas las cosas”.